Desde perspectivas energéticas, al útero se le llama el corazón de abajo y al corazón del pecho se le llama corazón de arriba. Al experimentar una violación, malos tratos o vergüenza, se hace difícil abrir el corazón de arriba. Esta sociedad genera patrones traumáticos: se enseña que las chicas buenas no son sexuales, por lo que muchas mujeres cierran su corazón de abajo, autocensurándose y negándose a experimentar necesidades erótico sexuales; se enseña que si se atreven a tener experiencias sexuales o tienen prosperidad económica se quedarán aisladas y solas; al mismo tiempo, socialmente se estimula a estar conectadas con las emociones y sentimientos. Lo contradictorios de estos mensajes pueden generar conflictividad, respecto a lo que se desea, lo que se hace y la expectativa del entorno social. Cuando hay confusión sobre cómo usar las energías amorosas del cuarto chakras y las creativas del segundo chakra se dan las condiciones para que se produzcan disfunciones energéticas. (Northrup, 1999, 113)
Los órganos pelvianos y reproductores (vulva, vagina, útero, cuello del útero y ovarios) corresponden a la zona energética del segundo chakra. La salud de esta zona está influida por el tipo de relaciones que se establecen con el entorno cercano, intervienen de manera distinta si los sentimientos son de confianza o de control y dominio. El uso de la sexualidad, el dinero, la acusación o la culpa para controlar la dinámica de las relaciones, incluso las que se tienen consigo misma, afecta de forma adversa a los órganos del segundo chakra. Una persona con problemas en el segundo chakra puede sentir que no se le escucha o que las personas queridas no le ponen suficiente atención.
Reconectar para sanar
Se recomienda introducirse en la propuesta taoísta que propone la movilización de energía, a través de meditaciones en movimiento. Por ejemplo, la respiración ovárica, es una práctica que busca liberar la energía vital que producen y almacenan los ovarios, con el propósito de revitalizar los órganos vitales del cuerpo al mismo tiempo que se produce un estado superior de conciencia. La respiración ovárica requiere de capacitación, entrenamiento y disciplina, así que es mejor iniciar con prácticas más sencillas como la sonrisa interior o el masaje de pechos, ejercicios que forman parte de la propuesta taoísta del amor sanador.
Aprender a reconocer lo que genera placer, a pedir lo que se desea, a tomar el tiempo que se necesita, a no hacer nada sexual sin lubricación, generada por el cuerpo o con ayuda de lubricantes; ejercitar el suelo pélvico para que éste sea flexible y funcional; darse el tiempo para explorar la anatomía erótica; dormir suficiente, tomar el sol son algunas prácticas que contribuyen a cambiar patrones de comportamiento adictivos y generan bienestar. Dejar que el cuerpo se mueva, bailar con alegría y abandono, nutre al espíritu y ayuda a revitalizar al cerebro y al corazón.
Despertar los centros de energía pélvicos a través de movimientos de cadera como los de la danza árabe, sirven para recuperar la conexión con la cavidad pélvica; además, el baile, particularmente el que requiere pareja contribuye a disminuir el riesgo de demencia, ya que reta al cerebro a tomar decisiones y mover el cuerpo en cuestión de segundos, la necesidad de tomar decisiones rápidas mientras se baila en pareja es lo que convierte el baile en una forma eficaz de mantener agilidad cerebral.
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Bibliografía
Chia, Mantak y Carlton Abrams, Rachel. (2003). La mujer multi-orgásmica. Cómo descubrir la plenitud de tu deseo, de tu placer y tu vitalidad. Madrid: Neo Person Ediciones.
Northrup, Christiane. (1999). Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer. Una guía para la salud física y emocional. Barcelona: Urano, S.A.