Los pechos como símbolo de autocuidado

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Cada mama tiene entre 15 y 20 secciones denominadas lóbulos distribuidos como pétalos de una margarita; cada lóbulo tiene muchos lobulillos más pequeños que terminan en bulbos diminutos que pueden producir leche.

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Cada mama tiene entre 15 y 20 secciones denominadas lóbulos distribuidos como pétalos de una margarita; cada lóbulo tiene muchos lobulillos más pequeños que terminan en bulbos diminutos que pueden producir leche.

El tejido mamario se extiende hasta las axilas, denominado “prolongación axilar”. Los ganglios linfáticos que drenan el tejido de las mamas también están en las axilas (Northrup, 1999, p. 377). Como las otras partes del cuerpo, su tamaño y forma varía mucho y generalmente un pecho es distinto al otro en tamaño y forma.

Los pechos son la metáfora física de dar y recibir (Northrup, 1999, p. 374) y en algunos contextos simbolizan la abundancia y el sustento. Actualmente está deformada la metáfora de sustento, haciendo que las mujeres entreguen su trabajo y energía sin sustentarse a sí mismas. La mama izquierda tiende a ser más grande que la derecha porque las mujeres han aprendido a cuidar y nutrir como expresión principal del amor, lo que en sí no es inadecuado, pero sí que se haga a expensas de las energías de las mujeres.

Muchas mujeres sienten ambivalencia, ansiedad e inseguridad relacionadas con los pechos, eso se debe a la obsesión social con los pechos como símbolo sexual, que genera imágenes distorsionadas de patrones de belleza y por la creciente tasa de cáncer de mama genera inseguridad.

Las emociones que se esconde en los bultos y cánceres de mama son el dolor, aflicción y los asuntos emocionales no resueltos relacionados con el sustento y el cuidado, el pesarla y “corazón roto· se almacenan en el centro energético del cuarto chakra. El sentimiento de culpabilidad por no ser capaz de perdonar o perdonarse bloquea la energía de los pechos. El riesgo de desarrollar cáncer de mamá se relaciona con soledad, aumenta doce veces si la mujer ha experimentado la muerte de un ser querido, una pérdida de trabajo o separaciones de los cinco años anteriores. (Northrup, 1999, p. 375). Es recomendable trabajar el apego, las pérdidas y los duelos para desarrollar el yo adulto y la autonomía.

Reconectar con los pechos

Empezar a pensar en los pechos principalmente como un símbolo del cuidado y atención hacia cada mujer, cultivando la energía de los pechos para alimentarse a sí misma. Un primer paso es aprender a conocer los pechos, programando un baño ritual de cuidado personal, con música favorita de fondo.  Utilizando aceites esenciales, se masajea todo el cuerpo, empezando por los pies, luego se va subiendo por todas las partes del cuerpo, agradeciendo lo que cada parte hace. En este proceso se llega hasta las mamas, a las cuales se les dedica el mismo tiempo que al resto del cuerpo.

Desde el punto de vista taoísta, la estimulación y el masaje de los pechos son importantes para la salud general de la mujer, puesto que favorece la secreción de hormonas como la oxitocina y la prolactina. Estas hormonas afectan a las mujeres lactantes, pero también producen sentimientos de relajación, calma y conexión con los demás en todas nosotras. El taoísmo afirma que la estimulación de los pechos activa las glándulas pineal y timo, además de la pituitaria.

Meditación: limpieza de pechos

  1. Quítate el sostén o retira la ropa ajustada de tus pechos.
  2. Ponte de pie en la Postura del Jinete. Se flexiona las rodillas. La columna se estira, pero no de manera rígida, con la intención de expandir la columna vertebral hacia cielo. Al mismo tiempo los pies se colocan bien plantados y apoyados en tierra, cuidando que los dedos de los pies estñen bien plantados, con los arcos de los pies levantados al mismo tiempo que el resto de la planta del pie hace contacto con el suelo. La pelvis debe ser basculada (de manera natural) para liberar los meridianos de posibles bloqueos energéticos.
  3. Dirige tu atención amorosa hacia los pechos y percibe cualquier sentimiento o experiencia negativa que pudiera aflorar.
  4. Junta las puntas de los dedos, con las palmas de las manos mirando hacia abajo, por delante de la frente.
  5. Toma una inspiración profunda, dirígela a tu vientre y, con la espiración, emite el sonido «jjiiiiiiii» mientras bajas las palmas hacia el cuerpo y sientes que las energías negativas salen de tus pechos, y pasando por tus pies se van hacia la tierra.
  6. Repite este paso todas las veces que sea necesario hasta sentir que tienes los pechos limpios.
  7. Céntrate en el tercer ojo y siente una luz dorada procedente de lo alto que atraviesa tu tercer ojo y fluye hasta tus pechos, llenándolos de luz y amor. Deja que sigan saliendo las energías negativas y sean reemplazadas por luz curativa.
  8. Acaba la práctica enviando gratitud a tus pechos.

El masaje de pechos es un modo maravilloso de tomar conciencia de tus sensaciones y de comenzar el proceso de autocuidado (Chia y Rachel Carlton, 2003, p. 225-226).

 

Bibliografía

Chia, Mantak y Carlton Abrams, Rachel. (2003). La mujer multi-orgásmica. Cómo descubrir la plenitud de tu deseo, de tu placer y tu vitalidad. Madrid: Neo Person Ediciones.

Northrup, Christiane. (1999). Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer. Una guía para la salud física y emocional. Barcelona: Urano, S.A.

 

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